El dar
No hay nada más difícil para el ser humano que desprenderse de algo que considera suyo. Dicho de otra forma, el dar sin recibir nada a cambio. Hemos atravesado la línea de los dos tercios del camino de nuestra vida acá en la tierra, y lo afirmamos con propiedad. Fuimos de los que nunca daban, luego dimos con la esperanza de al menos un “gracias” de retorno, y más tarde aprendimos a dar sin esperar nada. Camino difícil, decisiones no agradables. Las manos se cierran alrededor de las pequeñas fortunas cuando alguien se acerca a pedir. Estamos seriamente afectados por el mal de retener. Tanto es así que morimos y los demás se reparten –o tiran a la basura- nuestras más preciadas posesiones. Sí. Nos gusta acaparar, guardar, esconder, recibir. Pero no nos gusta dar. Y es curioso, porque sabemos que todo es temporal. Las personas enferman y mueren, se arruinan, se drogan, se suicidan, enloquecen, y las pertenencias no los ayudan a superar las situaciones que los l