Niños ricos
¿Quién de nosotros no se imaginó alguna vez cómo habría sido nuestra vida si hubiéramos nacido ricos? Nos vemos sentados a regias mesas, con muchos sirvientes que toman cuenta de nosotros todo el tiempo, recibimos cantidad de regalos, tenemos una casa con diez baños y nada nos falta. Entonces alguien nos grita que nos apuremos, el sueño revienta como un globo, produce un estallido que nos vuelve a la realidad. Y hablando de realidad, esa misma en que fuimos pobres, que pasamos penurias, esa realidad en la que todavía luchamos por llevar el pan a la mesa, las mañanas que nos restregamos los ojos, y aún siendo de noche salimos pisando nieve hasta el carro, con más ropa que un esquimal y más dormidos que un oso en invierno. Pero la verdad, aunque no lo parezca es que sí nacimos privilegiados. Si quitamos los ojos del breve tiempo que transcurrimos por este mundo, caeremos en la cuenta del invalorable regalo de nuestro nacimiento. O debería decir, Segundo nacimiento. Cl