La actitud correcta de un administrador


                 “Miren que Dios les está dando una tierra excelente, llena de arroyos, fuentes y manantiales que brotan de los valles y las montañas. Esa tierra produce trigo, cebada, higos, uvas, granados y aceitunas, y hay también mucho aceite y mucha miel. Allí nunca les faltará de comer, ni nada que puedan necesitar. De sus montañas sacarán cobre, y de sus piedras sacarán hierro. Pero una vez que hayan comido y queden satisfechos, no se olviden de dar gracias a Dios por tan excelente tierra. No se olviden de su Dios. Obedezcan todos sus mandamientos que en este día les doy. Es fácil olvidarse de Dios cuando todo marcha bien, cuando uno está lleno y tiene de comer, cuando tiene una buena casa y mucho ganado, oro y plata. Cuando la gente tiene más y más, se vuelve orgullosa y se olvida de Dios. Por eso, ¡tengan cuidado!”  Deuteronomio 8:7-14

                Si lo leíste con atención, seguro te quedó claro quién es el autor de todas las cosas. Si sólo le diste un vistazo, vuelve atrás; como los atletas, respira hondo y concéntrate, ¿listo?: léelo detenidamente.

              ¿Por qué?. Porque una vez que te quede claro quién es el autor de todas las cosas, tu postura como administrador va a ser la correcta. En Génesis 1:28 se define esta actitud cuando Dios dice: “¡Reprodúzcanse, multiplíquense, y llenen la tierra! ¡Domínenla! ¡Sean los señores de los peces del mar, de las aves de los cielos, y de todos los seres que reptan sobre la tierra!”.

El hombre debe estar sobre (señorear) y gobernar la tierra. Las palabras hebreas usadas en el pasaje significan literalmente poner las cosas bajo sus pies y bajo su control.

Dios es el que crea, provee y luego pone todo para que sea administrado por nosotros. Sabemos la función del mayordomo, todo está bajo su control para manejarlo con sabiduría. Y la sabiduría se afirma en saber lo que el patrón, el jefe quiere. En este caso es el propósito de Dios que administremos y distribuyamos sabiamente los bienes que Él creó para que nosotros TODOS tuviéramos.

Si no creemos que Dios creó todo, que nada es nuestro, aunque lo podemos disfrutar en plenitud, nuestra actitud como administradores jamás será la correcta. Manejamos limitadamente los bienes sabiendo quien es el originador de todo. La fuente de donde mana toda la vida del planeta es Dios, incluye esto nuestra propia vida.

A Dios le agradó darnos para usar lo que hizo, formó, moldeó y perfeccionó.

El administrador es celoso de lo que cuida, es agradecido. Lo atesora y hace rendir como si fuera de él, pero tiene claro quién es el dueño.

Es razón más que suficiente para dar gracias a Dios en todo momento. Y cuando nos congregamos los domingos esa debe ser la principal razón, el comienzo de la alabanza.

Agradecemos por la semana anterior y tomamos fuerza para la semana que comienza. Esta administración es a término, lo que sigue es eterno y está sujeto a los resultados de nuestro actual desempeño.

El conducir un carro en la ciudad, en el país, es un privilegio, la licencia de conducir te puede ser quitada si no lo haces con cuidado. Las estaciones de radio no son las dueñas de las ondas u otros medios de llegar al público, es un privilegio que el gobierno les otorga, por eso deben cuidar lo que expresan, seguir las normas establecidas y mantenerse dentro de los límites.

El papel con el que se hace el dinero viene de los árboles que crecen de semillas que se remontan al tiempo en que el Señor las creó, cuando dijo en Génesis 1:11: “¡Que produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla, y árboles frutales sobre la tierra que den fruto según su género, y cuya semilla esté en ellos! Y ASI FUE”.

No olvidemos jamás esto.
Te saluda
Tu hermano en Cristo:
Roosevelt Jackson Altez

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(Desarrollado desde un tema devocional del Dr. Tony Evans)

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