Niños ricos
¿Quién de nosotros no se imaginó alguna vez cómo
habría sido nuestra vida si hubiéramos nacido ricos?
Nos vemos sentados a regias mesas, con muchos sirvientes que toman cuenta de nosotros todo el tiempo, recibimos cantidad de regalos, tenemos una casa con diez baños y nada nos falta.
Nos vemos sentados a regias mesas, con muchos sirvientes que toman cuenta de nosotros todo el tiempo, recibimos cantidad de regalos, tenemos una casa con diez baños y nada nos falta.
Entonces alguien nos grita que nos apuremos, el sueño revienta como un globo, produce un estallido que nos vuelve a la realidad.
Y hablando de realidad, esa misma en que fuimos pobres, que pasamos penurias, esa realidad en la que todavía luchamos por llevar el pan a la mesa, las mañanas que nos restregamos los ojos, y aún siendo de noche salimos pisando nieve hasta el carro, con más ropa que un esquimal y más dormidos que un oso en invierno.
Pero la verdad, aunque no lo parezca es que sí nacimos
privilegiados. Si quitamos los ojos del breve tiempo que transcurrimos por este
mundo, caeremos en la cuenta del invalorable regalo de nuestro nacimiento. O
debería decir, Segundo nacimiento.
Claro que no me refiero a mi cuna, ni a la tuya. Las posibilidades de que alguien rico esté leyendo, y entienda esto son mínimas.
Mi padre no fue un hombre de dinero, tuvo que trabajar duro, a la par de mi madre para darnos de comer.
Al privilegio de nacimiento al que yo me refiero es al nacimiento espiritual, debemos nacer de nuevo espiritualmente.
¿Es confuso?
No te culpo que no lo entiendas a primera vista.
Atiende un minuto el diálogo siguiente; le dijo Jesús a Nicodemo:
-De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le dijo:
-¿Y cómo puede un hombre nacer, siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar en el vientre de su madre, y volver a nacer?
-Jesús le respondió: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es”
¿Entiendes la diferencia?
Y tanto como no tuvimos intervención voluntaria en nuestro nacimiento físico, tampoco la tenemos en nuestro nacimiento espiritual.
Como Pedro escribió: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por su gran misericordia y mediante la resurrección de Jesucristo nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, para que recibamos una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera. Esta herencia les está reservada en los cielos a ustedes, que por medio de la fe son protegidos por el poder de Dios, para que alcancen la salvación, lista ya para manifestarse cuando llegue el momento final” 1 Pedro 1:3-5
Con este nuevo nacimiento recibimos una herencia gloriosa.
Herencia es una palabra interesante.
El que hereda, hereda lo de la familia,
pertenece a una familia. No es algo que se haya ganado, ni haya comprado.
Recibe el regalo porque simplemente, nació de esa familia.
-¿Que cuál es nuestra herencia?
De acuerdo al versículo cinco anterior es: “una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera, reservada en los cielos para nosotros”
En otras palabras y parafraseando al autor cristiano John Mc Arthur es: La completa y final salvación del poder del pecado, de la presencia del pecado, de toda corrupción, de cada mancha de suciedad espiritual, de toda tentación, de todo dolor, toda angustia, toda muerte, toda condenación, salvación de la ira divina, en fin: eterna y completa salvación.
Así que se te levantaste triste, si eres pobre materialmente hablando, no importa tu color de piel, tu altura, el color de tus ojos, tu nacionalidad, tu status social, tú eres riquísimo.
Apúrate y cambia tu cara, regocíjate porque el regalo es mucho mejor de lo que nunca te podrás imaginar.
(Idea extraída de un devocional de Poh Fang Chia, del sitio:http://www.godtube.com/devotionals/our-daily-journey/born-into-privilege.html )
Oremos juntos: Santo y Bendito Dios de los Cielos, dueño de toda creación y criatura. Recibe hoy nuestro agradecimiento por este regalo tan grande, danos la paz y haznos entender el tamaño de nuestra herencia eterna.
En el Nombre de Jesús.
Amén
Tu Hermano en Cristo
Roosevelt
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