¿Hay puntos en común entre educación y amor?


¿Es necesario que el sistema educativo contemple la relación de pareja dentro de sus parámetros de enseñanza?
Educación, instrucción, se encuentran en la Biblia relacionados con la verdad. Amor es amor (vaya afirmación); es decir amor de Dios es el más grande de los amores y todo lo abarca. Amor bien entendido es puro, y tal es el amor de Dios, el que encontramos por dondequiera que dirijamos nuestra mirada, si al mirar estamos buscando la primigenia razón de nuestra existencia.
La verdad apunta al amor. Leamos 1 Timoteo 1:5: “Pero el propósito (la meta) de nuestra instrucción (nuestro mandamiento) es el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera”
Es claro que la instrucción, como tal, no es un fin, sino el medio de lograr entender el amor. Muchos no entienden el amor, les falta instrucción, lo confunden. Lo que logra el conocimiento, adquirido mediante la instrucción, es que entendamos el amor, la relación entre Dios y nosotros, entre nosotros y Dios, y su propósito. El amor de pareja es amor subordinado al amor de Dios, tal como lo es el amor por nuestro prójimo, el amor entre cristianos, el amor por lo no cristianos, los no creyentes.
“Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es Aquél que prometió. Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, ... exhortándonos unos a otros” Hebreos 10:23-2
La meta es clara, el amor entre nosotros. EL estimularnos al amor y a las buenas obras alimenta ese amor por la comunión entre nosotros.
“El amor no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad” 1 Corintios 13:6. El amor está íntimamente relacionado con la verdad, acciones injustas nos entristecen, nos afligen. El amor busca incesantemente la verdad, aunque lastime. Pero la verdad, cuando lastima, debe ser expresada con amor: “sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” Efesios 4:15. ¿Cómo decir una verdad que va a lesionar a quienes viven engañados? Con ese amor que regaña porque es la única opción, pero que duele al regañar. Pacientemente, gentilmente, se expresa lo que es menester expresar para que la luz y la justicia resplandezcan.
La misma mano que golpea puede acariciar.
“Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad” 2 Timoteo 2:24-25
La voluntad de Dios es que nos amemos los unos a los otros. El amor de pareja, hombre y mujer, contiene la intimidad, el unirse y ser una sola carne, pero el amor supremo, el que nos creó, es el que dicta las expresiones de todo amor. La santidad, que es el conocimiento de Dios y de su Hijo, nacen de la verdad: “Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad” Juan 17:17
Pero la verdad nos llega por la educación, la instrucción en la Palabra de Dios.
Y la verdad está contenida en los mandamientos divinos, de los cuales el primero es: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”
¿Quieres instrucciones para amar, o para saber si te aman en verdad? Abre la Biblia, y comienza con leer el Evangelio según San Juan.

¿Quieres orar conmigo?
Amoroso Padre Todopoderoso y Eterno, venimos a tí, unidos en oración, a pedirte que nos hagas entender lo largo, ancho y profundo de tu amor por nosotros. Necesitamos descansar en Ti. Necesitamos convencernos de que en Tu Amor tenemos redención y Vida Eterna. Necesitamos estar convencidos, en lo más profundo de nuestro ser de que amaste tanto al mundo que nos diste a tu Hijo Unigénito para que los que creamos en Él, tengamos vida eterna. Hoy más que nunca necesitamos creer, dejar nuestras cargas a los pies del que nos amó al punto de dar su vida por nosotros. El mundo nos aprisiona, nos asfixia, nos tira hacia abajo. Rescátanos, llévanos a la dimensión de tu Amor, para encontrar esa paz que sobrepasa todo entendimiento. Enséñanos a amarte y a obedecerte, para lograr ser puros y sin mancha, dignos de Tí.
Oramos en el nombre de Jesús
Amén

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 Bendiciones
Tu hermano en Cristo
Roosevelt Altez


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