Cuando te sientas perdido, mira la Cruz
“puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar” Hebreos 12:2-3
Sin esperanzas, sin salida, despertar es una pesadilla porque los problemas siguen ahí, sin resolver. Nos persigue el recuerdo de lo que hicimos y las consecuencias, que no tardarán en llegar nos amenazan con antelación.
No te quedes ahí, sin hacer nada. La inacción es tu peor enemigo. En las horas de tribulación busca la Cruz, expresión máxima de la derrota de Satanás, Jesús venció con amor todo el mal introducido en la humanidad.
No hay pecado nuevo, Dios los conoce a todos. Y perdona a todo a aquel que se acerca al Trono de su Gracia para recibir misericordia.
Muchas veces Dios permite que te ocurran cosas porque mediante ellas está moldeando tu paciencia, tu fidelidad, tu esperanza.
Dice Hebreos 12:6-7: “Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?”
Los tiempos que vienen son malos, pero el que persevere hasta el fin, será salvo; lo que significa que luego de la tribulación viene el premio.
Se fiel a Dios como Él es fiel a ti. A un corazón arrepentido jamás rechazó el Señor.
Hoy es el primer día del resto de tu vida, no lo desaproveches. Cuanto antes vayas delante de la Cruz, antes se resolverá ese asunto que te tiene preocupado. Deja toda angustia a los pies de de la Cruz, entrega todo aquello que tienes sin resolver, que te inquieta, a Jesús, porque Él mismo dijo: “Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera” Mateo 11:28-30
¿Quieres que oremos juntos?
Mi amado Dios, Padre mío y Señor mío. Tú conoces todas las cosas, sabes lo que me sucede, lo que pienso, me conoces desde el vientre de mi madre. Ten misericordia de mí hoy por todo lo malo que he hecho, que te ha ofendido. Múestrame el camino de tu Paz. Enséñame a vivir en tu Presencia.
En el nombre de Jesús.
Amén
Comentarios
Publicar un comentario