La puerta al corazón


Hay un cuadro famoso que muchos estoy seguro habrán visto. Cuentan que en el día de la presentación la obra pictórica al público asistieron las autoridades locales, fotógrafos, periodistas, por supuestos muchas personas, pues el artista era de renombre. Cuando llegó el momento, se descubrió lenta y dramáticamente el cuadro, deslizando el hermoso paño rojo que lo cubría.
En cuanto pudo apreciarse la totalidad de la bien iluminada obra, los presentes estallaron en aplausos.  Era una impresionante figura de Jesús tocando suavemente la puerta de una casa.
Jesús parecía vivo.
Con el oído junto a la puerta, parecía querer oír si dentro de la casa alguien le respondía.
Abundaron los elogios y comentarios sobre la calidad de la obra.  Todos admiraban aquella preciosa composición pictórica. Un observador muy curioso, crítico de arte, creyó encontrar un error en el cuadro: la puerta no tenía cerradura.
Elevó su voz en medio de los presentes:
 - La puerta no tiene cerradura. ¿Cómo va a hacer Jesús para abrirla?".
         El pintor sonrió y dulcemente respondió:
-"No tiene cerradura porque esa es la puerta del corazón del hombre. Sólo se abre por el lado de adentro".

         Hay una puerta al corazón de cada ser humano, y tenemos que encontrarla, y aunque es cierto que se abre del lado de adentro, para que exista la disposición de ocupante de girar el cerrojo, debemos proporcionarle la llave adecuada, y ésta seguramente está en algún lugar en la Palabra de Dios.
Debemos hacer todo lo posible para salvar a algunos, como bien lo dijera el apóstol Pablo: “Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley;  a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos” 1 Corintios 9:20-22
       Todas las personas no pueden ser alcanzadas de la misma manera, o con los mismos argumentos, y ya que debemos, cueste lo que cueste, salvar a algunos (por lo menos), debemos ser sabios para ganar almas, sabios con la sabiduría dada de arriba. Sufrimos mucho por aquellos que están perdidos, los que amamos y los otros que no conocemos de cerca, deseamos verlos conquistados para Cristo; pero usando términos militares, ningún líder guerrero utiliza siempre la misma estrategia; las hay de asalto directo, otrora se utilizaba el sitio a la plaza fortificada, lo que requería paciencia, perseverar y vigilancia; en las tácticas de campo se usa la emboscada, y para los casos difíciles se requiere una larga campaña.
      Los combates navales se basaban en la fuerza para pasar por encima de la flota enemiga, los portaaviones lanzan ataques detrás de las líneas enemigas, al punto más sensible del oponente, las torpederas lanzan proyectiles que golpean justo “debajo del cinto”. Cada caso es diferente y debemos confiar en la guía del Señor mediante Su Santo Espíritu para enfrentar las variadas situaciones, debemos recurrir a su poder y dirección todo el tiempo.
        También debemos recordar que “no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” Efesios 6:12
        Eso significa que la oposición no viene del que físicamente se ve, sino que hay entidades en el mundo espiritual que pelean por mantener a los hombres alejados de Dios. Y puedes apostar, pelean sucio.
        Somos herramientas en las manos de Dios, y tal como el serrucho no corta la madera que quiere sino la que el carpintero elige, así debemos hacer nosotros. Y salvar, como dice el apóstol, mediante un gran esfuerzo, a algunos.
(Idea extraída de un sermón por Carlos Haddon Spurgeon titulado "Cueste lo que cueste, salvar a algunos" entregado en Abril 26, 1874).

Oración: "Padre Celestial, úsame como herramienta para alcanzar a aquellos que quieres llamar. Dame sabiduría para entender que no soy yo, sino tu Santo Espíritu obrando en mí quien hablará por mi boca. Ayúdame a recordar en ese momento que tu Palabra jamás vuelve vacía. En el nombre de Jesús.
Amén"

Tu hermano en Cristo
Roosevelt Altez
vidadevocional.blogspot.com                      email:raltez@gmail.com

Comentarios

Entradas populares de este blog

Agua de la Roca

Mi Estandarte

El chacal de la trompeta