Agua de la Roca
He aquí que yo estaré delante
de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella
aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de
Israel. Éxodo 17:6
La violencia del mar
enfurecido es algo digno de presenciar, pero no muy de cerca.
Con los adelantos de la cinematografía, los
productores de películas de “mega” desastres tratan de mostrarnos lo aterrador
de esa furia desatada. La presenciamos desde la comodidad de nuestro sillón
preferido. ¿Para qué correr riesgos?
Pero la realidad es diferente,
y para capear los temporales, edificios y personas necesitan asentar su
fundamento, ya sea pies o cimientos, en la roca.
Los faros que orientan
a las naves a través de los invisibles caminos del mar están asentados en
ellas. No en vano, de otra forma sucumbirían al primer temporal. También suele
verse los vigías parados sobre las imponentes moles pétreas, oteando la
distancia.
El Señor Jesús enseña
la diferencia de una casa asentada en la roca y otra en la arena.
Cuando escuchamos la
palabra “roca” nos vine a la mente un alto perfil gris, recortado en el
horizonte, mineral, firme, sin vegetación, desafiando las edades y los tiempos.
No queremos enfatizar
el poder del mar, aunque recordemos que muchas veces es comparado con el mal
del mundo, que desbordado nos acosa.
Firme. Inconmovible.
Eso significa la roca.
Debe su solidez a la
densidad de sus componentes, a la ausencia de porosidad en su interior. Las
rocas son secas. Si dieran lugar en su composición al agua, poco a poco se
desintegrarían por la acción de ésta.
Entonces, ¿cómo pudo
brotar agua de la roca?
Para comprender mejor
la profecía envuelta en este versículo debemos mencionar un corto pasaje:
“Escudriñad las escrituras… pues ellas dan testimonio de mí” Juan 5:39.
Y lo mencionamos
porque el pasaje del comienzo lo tomamos de Éxodo, el segundo libro de los
cinco que escribió Moisés, que forman parte de las Escrituras que menciona el
Señor en el Evangelio de Juan.
La Roca de la
Salvación, la roca firme de la Palabra, se alude varias veces en la Biblia: “Y
menospreció la Roca de su salvación”. Deuteronomio
32:14-16; “Mi padre eres tú, Mi Dios, y la roca de mi salvación”. Salmo
89:25-27; “Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación”. Salmo
95:1-3
No nos llamemos a
engaño: Salió agua de la roca.
Pero Dios podía haber
hecho brotar un manantial del caliente suelo de arena, podía haber hecho llover
en el desierto. Entonces ¿porqué la peña de Oreb?
Vayamos al Nuevo
Testamento. Pablo menciona al pueblo judío, su peregrinar y especialmente este
evento, dice: “y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían
de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo” 1 Corintios 10:4
Jesús es la roca que
desecharon los edificadores, es la piedra del ángulo. Es la roca de la
profecía, que en labios de Daniel deshace los reinos del mundo.
Jesús dijo, parado en
las escalinatas del templo de Jerusalén: “En el último y gran día de la fiesta, Jesús
se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El
que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua
viva” Juan 7:37-38
En resumen, el agua de
la Roca, es el agua de vida del Espíritu Santo. Es el regalo enviado por Dios a
pedido del Hijo, con la misión de darnos vida, de hacernos conocer la verdad y
de consolarnos.
Clamemos a Dios en
esta hora, para que su Santo Espíritu nos llene.
Oración: Espíritu
Santo de Dios, llénanos, límpianos, danos fuerzas para seguir adelante.
Quítanos la venda de los ojos y llévanos a toda verdad. Nos confesamos débiles,
con necesidad de ti, con sed de ti. Decimos, como David, “así como el ciervo
brama por las corrientes de agua, así clama por ti o Dios, el alma mía”
Ven. Te lo pedimos en
el nombre de Jesús.
Amén
Tu
hermano en Cristo
Roosevelt
Altez
blog:
http://vidadedevocion.blogspot.com
email:raltez@gmail.com
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