¿Mantienes tus emociones bajo control?
“El corazón apacible es vida de la carne; Mas la envidia es
carcoma de los huesos” Proverbios 14:30
En tiempos difíciles, como los que corren hoy, es común ver
y experimentar una sensación de caos, de confusión, de que todo está patas
arriba y a punto de explotar. Si nos levantamos temprano y encendemos el
televisor para ver el noticiario antes de salir a la calle, es seguro que nos
invada la desesperación, es posible que salgamos encolerizados (por el precio
de la gasolina o por el último voto del congreso) Nos hacemos la pregunta ¿cómo
vamos a sobrevivir los meses y los años próximos? ¿Cómo vamos a superar la
recesión global actual que empeora por minutos delante de nuestros ojos? ¿Dónde
estaremos en el año próximo o qué tal si perdemos nuestros trabajos, nos
enfermamos por el estrés y luego no podamos sostener nuestras familias, o
mantener nuestra calidad de vida?
Y son preguntas válidas, sin embargo, el vivir
constantemente con esas interrogantes en nuestros pensamientos, pueden resultar
en un disparador de nuestras emociones, llevándonos a la pérdida total de la
fe, y confianza en nosotros mismos. Pueden llevarnos tomar en asunto en
nuestras propias manos y tratar de solucionarlo sin tomar en cuenta el poder
que tenemos a nuestra disposición, el poder de Dios.
Permitir que nuestras emociones nos controlen por el miedo y
la ansiedad que los factores externos ocasionan, es darle entrada a los
espíritus de cobardía y de temor.
Ello nos llevará inevitablemente a cambiar el centro de
nuestro universo espiritual, y en lugar de mantener nuestra confianza en el
Autor de la fe, trasladar todo a nuestro vulnerable yo. Esa no es la vida para
la cual fuimos hechos, designados, diagramados, y para la cual el sacrificio de
Jesús fue llevado a cabo. Nuestra vida en Cristo es una vida en paz, en
confianza, amor y mansedumbre. Es edificante repetir sus palabras: “Venid a mí
todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi
yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi
carga. Mateo 11:28-30
A través de nuestra relación personal con el Todopoderoso y
su Hijo Jesucristo, es que tenemos las herramientas necesarias para mantener
nuestras emociones bajo control. Cuando le entregamos el control de nuestro
corazón, haciéndonos a un lado, todo el miedo, y el estrés se van porque no hay
lugar para ellos dentro de nosotros. El Espíritu de poder está en nuestro
interior, como lo expresa Pablo en 2 Timoteo 1:7: “Porque no nos ha dado Dios
espíritu de cobardía (temor), sino de poder, de amor y de dominio propio.
El secreto de mantener ese potencial, esa fuerza que está
por encima del entendimiento humano es la oración y el conocimiento de la
Palabra de Dios.
Dios nos habla a través de la Biblia, nosotros le
contestamos con nuestras oraciones.
Nuestra oración: Amado Padre Celestial, gracias por tu amor
y tu misericordia, gracias por el sacrificio de tu Unigénito, Nuestro Señor
Jesús. Gracias por amarme hasta ese punto. Perdóname por mis vacilaciones, por
no confiar lo suficiente en Tí. Dejo mi vida en tus manos, confío tu poder, que
habita en mí por el Espíritu Santo. Tú tienes un propósito para mi vida, me
rindo a Tí y acepto humildemente tu voluntad. Gracias por la paz que sobrepasa
todo entendimiento, la que recibo ahora, luego de entregarte mis cargas. Ayúdame
a controlar mis emociones y a no caer en las trampas del diablo. Abro mi
corazón a ti para ser lleno de tu amor, que enseña y edifica.
En el nombre de Jesús elevo mi oración, porque en El es el
Sí y el Amén
Amén
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