Qué difícil es


Pasar desapercibido 


De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos, el cual nos libró de tan gran peligro de muerte y nos librará, y en quien hemos puesto nuestra esperanza de que El aún nos ha de librar. 2 Corintios 1:9-10


El orar es un sí mismo un acto de humillación, y esta es requisito indispensable de la oración verdadera. Así como el sol emite rayos, la oración debe emitir verdadera humildad.

¿Cómo saber que la oración es humilde? 

Si comienza por adoración sincera. Si entendemos primero con quién hablamos antes de pronunciar palabra. Si nos consta que aquel delante de quien estamos nos manda ser santos porque Él es Santo. Si tenemos la certeza de que el acto de acercarnos a Su Trono es posible porque el Reino de los Cielos vino a nosotros, salvó la distancia insalvable, bajó de donde no podíamos subir, nos amó cuando habíamos perdido la capacidad de amar.

Al entender la abismal diferencia de su poder eterno con nuestra debilidad y caducidad, nos vamos reduciendo, caminamos hacia un rincón, tratando de pasar desapercibidos, entonces elevamos tímidamente nuestra voz ante su omnisciente presencia.

La humildad nos opaca delante de nuestros propios ojos. Nuestro enorme YO lentamente se desvanece, el ego se marchita y muere. Vemos en nuestros iguales sus virtudes, y entendemos nuestros defectos. Excusamos las faltas, las justificamos, procuramos ser pacíficos, no levantar la voz. El llanto brota de nuestros ojos al entender lo precario de nuestro estado espiritual. Perdonamos y anhelamos ser perdonados.

Nuestra humildad revela la presencia de Cristo en nosotros, su humillación en la Cruz asoma a nuestros ojos húmedos, y su sacrificio se hace llanto que baja en torrentes a nuestro dolorido corazón.

Si la humildad es sincera, entonces sentiremos al acercarnos al Trono de Gracia como nos envuelve el Poder de quien hizo posible la maravilla de la vida. Nos volveremos pequeños para crecer en amor, que no es nuestro, pero pasa a pertenecernos por adopción.

Y sentimos lo que significa la frase: Sed santos porque Yo Soy Santo

Oración: Amado Padre Mío. Concédeme el que entender ser humilde nace de mirarte a Ti, y de reconocer mi pecaminosidad.

Gracias por tu asombrosa Gracia, la inmerecida misericordia con que nos recibes siempre.

Amén

Tu hermano en Cristo
Roosevelt Altez
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